viernes, 7 de enero de 2011

La materialidad de la ropa interior



Vivo en el tercer piso. Mi vecina del segundo (justo debajo de mi departamento), joven y bonita ella, tiene debajo de lo que sería la ventana de su pieza un techo que corresponde a una especie lavadero que tiene el primer piso. Es decir, desde el tercer piso no se ve directamente el patio interno en su totalidad sino que cuando termina el segundo se ve este techo que abarca una parte del patio interno. Pues bien, hace ya unos días cayó desde arriba del edificio un calzoncillo que se depositó sobre ese techo y quedó justo debajo de la ventana de su pieza donde ella cuelga su ropa en un tendedero. No debe ser muy bonito salir a tender tu ropa y ver un calzoncillo que nadie reclama y que con el clima marplatense se va deteriorando lenta pero inexorablemente. Esto no me preocupa en lo más mínimo. Lo que me genera cierta inquietud es que la vecina piense que esa prenda me pertenece y que soy un boludo por haberla dejado caer desde mi tender justo arriba del suyo y no haber ido siquiera a reclamarla. De hecho, el otro día cuando me la crucé en la puerta del edificio me miró medio con mala cara. Por ahí esto es solo paranoia mía, pero desde el momento en que pasé por esta situación, y cada vez que veo el calzoncillo desde la ventana de mi cocina, vivo pensando cuándo el viento se lo llevará o simplemente desaparecerá para que deje de pensar que esa prenda es mía. Esto me hizo acordar inmediatamente también a una idea de Seinfeld que siempre me hizo reír y que sigo religiosamente en mi vida. Seinfeld decía que el hombre usa la ropa interior hasta que su tela se va gastando, haciéndose cada vez más transparente, hasta que finalmente desaparece. No se tira la ropa interior masculina, se usa hasta que sencillamente desaparece. Cada vez que me represento la cara de mi vecina de aquella vez no veo la hora que ese momento le llegue al calzoncillo debajo de su ventana.                  

domingo, 2 de enero de 2011

Vindication of Christmas

Me gusta la Navidad. Me gusta su clima. Me gusta la gente dando vueltas y comprando cosas. Es un momento de inicio de vacaciones (para algunos) y es el momento de las conclusiones del año y de los grandes resúmenes. Por eso quiero reivindicarla frente a todos esos que sacan a relucir su "espíritu crítico" hablando del lugar común del consumismo de estas fechas, la falsedad de las reuniones, que Papa Noel lo inventó la Coca, bla bla bla... todas basuras. Nadie obliga a nadie a comprar cosas para pasar bien la Navidad. No es necesario juntarnos con quienes no queremos. Si el tío pedófilo va a la cena o el cuñado hijo de puta que me debe diez lucas va a estar junto a la mesa con nosotros me quedo en mi casa solo. Si van los primos fachos que creen que hay que matar a todos los negros. Navidad solo. Listo. La Navidad como excusa para juntarnos y salir con quien queremos. That's the spirit. Feliz Navidad.